La lucha de las mujeres por un futuro igualitario es hoy una batalla ganada. No porque el mundo sea igualitario, sino porque la fuerza de sus reclamos se ha visibilizado de tal manera que es imposible volver atrás.
En este camino largo, después de siglos de marginación y subestimación, las mujeres –por méritos propios– lograron hacerse un espacio a pesar del desinterés y las trabas impuestas por muchísimos hombres.
Esa igualdad a la que se aspira no debe ser formal o legal, sino que tiene que alcanzarse a partir de un nuevo contrato social que deje de lado la exclusión.
Este año, el tema del Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo, es “Mujeres líderes: por un futuro igualitario en el mundo de la Covid-19”. No parece casual. Ellas estuvieron, desde el primer día, lidiando con una pandemia que luego de un año continúa afectando al mundo.
En este contexto, donde la necesidad de alcanzar esa igualdad es aún mayor en los organismos estatales, el Poder Judicial dio pasos importantes no solo con la creación de la Oficina de la Mujer y Violencia Doméstica en 2015, sino con el acompañamiento a las víctimas, la creación de fiscalías temáticas y, más recientemente, con el novedoso “Protocolo de intervención ante situaciones de violencia de género en el ámbito laboral del Poder Judicial de la Provincia de La Pampa”.
Allí se prevé, en otras medidas, la adopción de medidas urgentes para proteger a las víctimas, la confidencialidad de las denuncias y las actuaciones y el otorgamiento de licencias especiales.
Por eso, este Poder Judicial refuerza, una vez más, su compromiso con este objetivo –el 60 por ciento del personal son mujeres–, que no debe ser una disputa entre géneros, sino una sumatoria de esfuerzo de todos.